Se nos viene el invierno, y el receso vegetativo de muchas especies en esta estación significa también que tienen menos energía para enfrentar el frío y las heladas.

Pero todas las plantas, en mayor o menor medida, se tornan más sensibles durante la temporada invernal y exigen cuidados específicos para sobrevivir y llegar sanas y fuertes a la primavera.

Estos son algunos cuidados especiales para el jardín en invierno:

Envolver las plantas de tallos verdes con una cubierta de arpillera o totora, especialmente el extremo de sus ramas. Tomar esta precaución especialmente con: gomero, palo borracho, ceibo enano; o con el jacarandá, el ombú y la bahuinia en su etapa juvenil.

Frutales y otras especies —jóvenes— como el palto, el cítrico, el alcanforero y el magnolio de hoja, proteger con una cubierta de totora, de modo que la escarcha no destruya los puntos de crecimiento.

Cubrir los almácigos con una carpa de plástico.

Proteger las especies recién plantadas realizando un “acolchonamiento” con guano y tierra de hoja alrededor de las raíces superficiales, o acumulando paja en la base de la planta.

Otro buen aislante térmico frente a las temperaturas extremas (sean bajas, o altas en verano) es la tierra de hoja de litre. Cubrir el suelo con una capa de 5 cm. a 7 cm. de este compuesto orgánico.

Los árboles particularmente sensibles al frío pueden rodearse con cultivos de herbáceas o arbustos resistentes a las bajas temperaturas, por ejemplo: hortensia de invierno, chinas, ranúnculos, prímulas, freesias, jacintos, orejas de oso y pensamientos.

Las plantas injertadas merecen el mayor cuidado. Cubrir el área de injerto con una mezcla de tierra y guano.

Sólo cuando el tiempo se haya estabilizado y no se vislumbren más heladas, podar las plantas que hayan sufrido deterioro por causa de aquellas.